miércoles, 29 de junio de 2016

Fábulas

El león, la zorra y el asno

Fábulas de Esopo

El león, la zorra y el asno...
 cansados cada uno de obtener pequeñas cazas para alimentarse,
acordaron asociarse para conseguir una presa que los llenara verdaderamente de gusto,
una que en lo individual nunca podrían conseguir: un elefante.

Planearon, entre los tres, la estrategia para conseguirlo dejando al asno la manera
en que seria repartido el suculento manjar. El asno haciendo acopio de sus bastos 
conocimientos recreo mentalmente, una y otra vez, la forma en que se deberían repartir la presa,
de tal manera que fuera equitativo para todos.

Y se dieron a la tarea, logrando, después de una ardua lucha, conseguir el objetivo.
Aun exhaustos, pero satisfechos con su logro, el león le dijo al asno que repartiera entre los tres el botín. 

Fue cuando el asno hizo tres partes perfectamente iguales, como lo había planeado
de acuerdo a sus conocimientos, y le pidió al león que tomara la suya.
Este, indignado, al ver las tres partes iguales, saltó sobre él y lo devoró.

Después de terminar con el asno, el león le pidió a la zorra que fuera ella quien ahora repartiera.

La zorra hizo un montón de casi todo, dejando solo para ella una pequeña porción. Llamó al león para que escogiera de nuevo.

Al ver aquello, le preguntó el león que quien le había enseñado a repartir tan bien.

¡ Pues el asno, señor !

El león, la zorra y el asno.

Pocos son los que mencionan los errores en que cayeron, ya que por lo general hablan de los logros obtenidos
Que mejor seria que en vez de decirnos “la formula de su éxito” nos mostraran todos los errores que
cometieron antes de lograrlo, no vaya a ser que de alguno de ellos saquemos experiencias que
el otro no vio, como es el caso de esta fabula de Esopo...

Esopo
Uno de los más antiguos géneros de la literatura universal es la fábula y la Grecia clásica atribuyó a Esopo la invención de este género,
igual que asignó a Homero la paternidad de la épica. Perfecta antítesis entre las dos figuras: Homero como cantor de las gestas de los héroes,
Esopo como retratista de la plebe, de las debilidades humanas bajo aspecto de animales.

Por la mención que hace de ellas el historiador Herodoto, se sabe que las Fábulas de Esopo eran muy populares en la Grecia clásica,
afirmación atestiguada también por Platón y Aristófanes.
Además de divulgarse oralmente, sus fábulas se utilizaban como primer libro de lectura en las escuelas.
La fábula esópica tiene como tema predominante las relaciones e interacciones sociales entre los seres humanos, desde una visión irónica del mundo y de las estructuras de poder.


    Una de las fábulas más breves dice:
 "Una zorra miraba con desprecio a una leona porque nunca había parido más de un cachorro. Sólo uno, respondió la leona, pero un león".

La enseñanza contenida en estas breves piezas es una moral común y popular: la prudencia y la moderación son las virtudes supremas; son estimadas la fidelidad, el agradecimiento,
el amor al trabajo. Pese a ello, no queda en absoluto desprestigiada, por ejemplo, la astucia que sabe aprovecharse de la estupidez ajena.


     El perro y la carne: 
"Junto a un río de manso curso y cristalinas aguas, caminaba cierto perro ladrón con un hermoso pedazo de carne entre los dientes.
De pronto, se vio retratado en el agua. Y como viera que otro compañero suyo llevaba también en la boca un buen trozo de carne, quiso apoderarse de él. Soltó la carne,
que desapareció en el río, y contempló, espantado, que se quedaba sin el bocado verdadero y sin el falso".

Es obvio que la historia previene contra la codicia,
defecto por el que el perro ha sido castigado, pero igualmente se añade
la moraleja sentenciosa: "Así siempre sucede al codicioso, que pierde lo propio queriendo apoderarse de lo ajeno."
No se expresa, pues, una ética rígida, sino una moral pragmática y popular, presidida por el sentido común. 


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